La incineración de residuos produce escoria como residuo, que varía considerablemente en su contenido de minerales, restos de hierro, agua y metales pesados.
Después de que la escoria se haya almacenado previamente para incorporar aire (CO2), se criba y se tritura. La chatarra ferrosa y los metales no ferrosos (aluminio, cobre y latón) se separan y se eliminan los residuos no quemados. Los procesos físicos y químicos tienen lugar de forma simultánea, por lo que la escoria debe almacenarse durante un tiempo determinado tras su procesamiento, de acuerdo con la directriz técnica.